Para quien lo elige, no hay otro proyecto más ilusionante y bello que el de ser madre. Por suerte la ciencia ayuda cuando se convierte en una difícil y costosa misión, generalmente al posponerla por estudios, trabajo, circunstancias… Cada vez con más edad, y quizás con más requerimientos económicos, cumplimos un sueño que, si bien ya no es obligado, impuesto por el hecho de ser mujer, nos completa de forma mágica y maravillosa. Pero hay otra forma de ser madre que admiro, que tendría que ser más fácil y asequible. Seguro que todos conocemos alguna familia con miembros de distintos rasgos, etnias y continentes. Extraordinarias mezclas propiciadas por la adopción. Dicen que los hijos adoptados no tendrán tus ojos, pero sí tu sonrisa. Y cada vez son más los que recurren a esta vía, no solo por no poder tener hijos biológicos, sino porque hay quien piensa que con tantos niños sin hogar, es incluso egoísta tener hijos propios antes que adoptarlos. Pero tristemente también conocemos casos de adopciones paralizadas por problemas entre países. Las negociaciones entre España y Rusia no consiguen devolver ilusión a los padres -y sonrisas a sus hijos-, quienes piensan que no se trabaja en que las asignaciones puedan al fin traer amor para todos. La vía diplomática para reanudar los procesos de adopción es imprescindible y en ella hay que poner más interés y corazón. Quizá quienes lo tienen en su mano, no tienen ni idea de lo dolorosa y hasta desesperada que es esta situación cuando llevas años deseando ser mamá, y ves que nunca llega el momento de poder abrazar a tu hijo por siempre. Los padres y madres que se encuentran en procesos de adopción, la mayoría de las veces un auténtico calvario, al margen del desembolso económico que supone esta larga aunque definitivamente gratificante tarea, quieren soluciones. No queremos responsables pero sí defensores de los intereses de estas familias, que no entienden qué motivos puede haber para que su gran proyecto de vida esté paralizado.
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